En los últimos días, hemos escuchado con asombro las declaraciones de la exministra de Salud, Sonia Velázquez, quien acusó al gobierno actual de “desnaturalizar” el funcionamiento del IOSPER. Una afirmación tan liviana como preocupante, si tomamos en cuenta de qué “naturaleza” estamos hablando.

¿Se refiere, acaso, a un sistema que durante años funcionó como un nicho de privilegios y opacidad?

¿A una estructura que permitió sueldos obscenos de hasta 16 millones de pesos mensuales para sus directores, mientras los afiliados hacían malabares para pagar un plus médico?

¿Se refiere a una gestión que dejó un déficit mensual de 3.000 millones de pesos, comprometiendo la cobertura de miles de entrerrianos?

¿O acaso lo natural era pagar medicamentos con sobreprecios de hasta el 1000%, sin controles ni justificación?

¿Era natural, para la exministra, que más de mil personas permanecieran en lista de espera para una cirugía, cargando con la angustia de la incertidumbre y el dolor?

Si eso era lo “natural”, entonces sí: bienvenida sea la desnaturalización.

Los entrerrianos merecen un IOSPER transparente, eficiente y centrado en las necesidades de sus afiliados. No uno convertido en coto de unos pocos. Recuperar esa institucionalidad, poner orden y garantizar prestaciones dignas no es “desnaturalizar”, es gobernar con responsabilidad.

Es momento de hacernos cargo, no de añorar el pasado. Porque lo que verdaderamente indigna no es el cambio, sino haber permitido que la salud de tantos se viera postergada por decisiones políticas o intereses particulares