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Información General  Martes 21 de Mayo del 2019 - 08:24 hs.                543
  Información General   21.05.2019 - 08:24   
Columna de opinión. Por Hernán Rausch*
Responsables.
Hace un año trascurría en los tribunales de Paraná uno de los juicios más emblemáticos sobre un miembro de la Iglesia paranaense y de toda Argentina; un juicio por pederastía, acciones abusivas realizadas en un Seminario, casa de formación, ambiente propicio para un sacerdote, donde consumó hechos aberrantes en niños, que se encontraban internos y no superaban los 16 años. Niños confiados por familias, las cuales creían así continuar la formación humana y religiosa, mas nunca iban a imaginar encontrar allí a la persona, sacerdote, que les iba a transformar, burlar y abusar todo el esfuerzo que ellos habían donado para la vida de estos chicos, sus hijos. Él se aprovechó de ellos y los burló, con una personalidad retorcida.

La justicia civil en eso fue contundente, hoy la deuda es de la Iglesia.

Ha pasado un año de esos días tensos, agitados, de cantidad de gente consternada por las noticias que aparecían. Todo este accionar perverso y manipulador de los altos miembros de la Iglesia local, con gran peso nacional e internacional, quedaba al desnudo, representantes de la Iglesia, que aún hoy, impunemente, persisten, empoderados en sus actividades.


Hace un mes y semanas se conocía el fallo del Tribunal de Casación, en que el juez Alejandro Cánepa, junto a los otros dos miembros, se pronunciaba de forma contundente, unánime, confirmando la sentencia dictada por aquel Tribunal que precedía el concurrido juicio entre los meses de abril y mayo de 2018, el cual daba 25 años de prisión al cura, exclamando así total veracidad a los hechos ocurridos.


Ya no fueron siete jóvenes contando aberraciones, sino que dos tribunales, sumados los distintos fallos que se venían realizando sobre el caso, dan confirmación de la perversa labor de este cura, quedando de manifiesto también, el encubrimiento, tibio y confuso actuar de los superiores.


Al parecer, estos tipos consagrados sufren de sordera, una conciencia bien formada es recta y veraz, pero aquí, claro está, ponen como escusa la libertad del hombre, bajo la prudencia y tibieza. Parece un “sí” al empeño de erradicar este flagelo, pero hasta ahora se nota actitud mediocre, mantienen tolerancia. Es “Sí” o es “No”. Ya en La Biblia dice:”…a los tibios los vomitaré de mi boca…”Apocalipsis: 3:15-19.


No podemos seguir indiferentes ante tanta impunidad eclesial. Dios no tiene la culpa, parte de obispos y curas lo hacen culpable. Al tiempo transcurrido, al parecer, descreen el firme accionar del Poder Judicial. Ellos, independientes a las leyes, no haciéndose eco aún de los fallos.


Son tratamientos distintos el de la Iglesia, pero aquí además no se puede dejar pasar por alto que ya hubo una investigación en la década del 90, desembocando en responsabilidad y culpabilidad del cura. Fue hallado responsable de los hechos, no apartado, trasladado sí, pero con sospechosos beneficios, que fueron alcanzados también por los que tuvieron en sus manos la investigación y no cumplieron. La justicia civil en eso fue contundente, hoy la deuda es de la Iglesia. Afloraron más responsables, más ninguna sanción.


Uno no está enojado con Dios, molestan actitudes de los que Él puso a cargo, y no asumen las responsabilidades. Para ellos, al parecer, no está Dios en todo esto, pero sí están los beneficios propios y su reputación, desembocando en la victimización propia, divulgando ser esto un ataque a la Iglesia.


Papa Francisco, la Iglesia paranaense y argentina, en sus autoridades, obispos y curas, aún no resucitó, si en lo que a estos temas se refiere, abusos a menores, siguen sumergidos en el abismo de las tinieblas, en la postura de no querer ver su miseria, pareciendo persistir en desatender reclamos, generando desazón.


Su Santidad, la justicia tardía es menos justa. Acá hay cosas pendientes. Dé celeridad a estos tratamientos acreditados.


Ya es tiempo, por favor, en su país, Argentina, y por la Iglesia toda.


*Víctima del cura condenado por abusos Justo José Ilarraz.