Los últimos datos de actividad económica ya estuvieron firmemente en terreno negativo, con junio (-6,7 por ciento) registrando la baja más fuerte en la última década.
El Indec estimó que el fuerte retroceso en actividad del sector agropecuario se morigeró en agosto, indicando una suba de 2,2 por ciento interanual. Es decir, a diferencia de lo que venía ocurriendo en las cifras anteriores, el efecto sequía parece haber terminado este año su impacto más duro sobre la economía.
Entre los rubros que aportaron al dato negativo general, se destacan los de consumo minorista y mayorista (-5 por ciento) e industria manufacturera (-4,1 por ciento) como los de mayor incidencia en la baja, en línea con las expectativas de los analistas privados.
A pesar de lo que en comparación con los datos anteriores casi podría considerarse una desaceleración de la caída económica, el acumulado anual aún se mantiene en terreno negativo. Para los primeros nueve meses del año, el EMAE refleja una baja por 0,9 por ciento, consignó Infobae.
Para los próximos meses, hay dos factores a tener en cuenta: los golpes de segunda instancia en la actividad de los episodios cambiarios de finales de agosto y septiembre; y la alta base comparativa que presenta la segunda mitad de 2017, en donde se vio una consolidación de recuperación económica motivada en parte por efectos electorales.
El dato final de caída de PBI se da de forma trimestral, pero para el tercer trimestre se espera una de las bajas más fuertes del ciclo recesivo actual, luego de la baja en el producto bruto en el segundo trimestre por 4,2 por ciento. De acuerdo a lo presentado en el proyecto de ley del Presupuesto 2019, el gobierno prevé una recaída de 2,4 por ciento en el PBI para fin de año.