En los últimos meses, se sobrepasaron los límites históricos de detenidos en todo el país. No es una novedad, el número de reclusos viene creciendo desde hace años y Entre Ríos es un botón que sirve de muestra en el panorama general. “Al finalizar el período 2016, la tasa de ocupación ha mantenido su tendencia creciente, superando durante los primeros meses de 2017 su máximo histórico, funcionando con sobrepoblación general. Las medidas adoptadas por la administración penitenciaria en relación a la definición y fijación de las capacidades de alojamiento, lejos de contener la problemática, la han agravado al carecer de criterios objetivos para la definición de cupo carcelario. Durante los últimos años se ha dificultado el acceso a información confiable”, sostiene el último informe estadístico de la Procuración Penitenciaria de la Nación, sobre las cárceles federales.
En Entre Ríos, la población carcelaria creció de este modo: en el año 1974 había 447 presos en toda la provincia; 30 años después, en el año 2004, el número de presos trepó a 1.010; 10 años después, es decir en 2014, la población de reclusos ascendió a 1.262 personas. Sólo 2 años después, en diciembre de 2016, el número de presos se fue a 1.751, casi unas 500 personas más. Actualmente, la tendencia continúa creciendo, porque de diciembre del año pasado a abril de 2017, la cantidad de personas privadas de su libertad en la provincia es de 1.818.
En territorio entrerriano, las unidades penales están al límite de su capacidad. Las personas que están alojadas, en una buena porción ya están condenadas, pero la mayoría son personas con prisión preventiva. El incremento de presos se atribuye, principalmente, a la puesta en marcha del nuevo Código de Procedimiento Penal de la provincia, que aceleró los trámites judiciales y multiplicó el número de condenados en pocos años. Otro factor que ha favorecido al crecimiento de la población penal es la intensificación de los procedimientos contra el narcotráfico, que se levan a cabo en la Justicia Federal.