El monto promedio entregado per cápita en agosto fue de 668 dólares. El 90 por ciento eligió pagar un 20 por ciento adicional (o sea, abonar un dólar a 10,10 pesos) y retirar los billetes, mientras sólo el 10 por ciento eligió dejar los verdes en el banco por un año para obtener divisas a 8,40 pesos. De todas formas, hay que tener en cuenta que la alícuota del 20 por ciento luego puede descontarse por ganancias o bienes personales, aunque la AFIP lo acreditará recién en abril del año que viene, con el perjuicio inflacionario que esto implica.
Según cuentan en el mercado, quienes tienen poder adquisitivo suficiente se guardan los billetes, pero quienes tienen dificultades para llegar a fin de mes, luego venden esos dólares en el mercado paralelo (o a amigos que se los quieran comprar) para poder afrontar el pago de la tarjeta de crédito. Se ganan un 40 por ciento con el “puré”, como se denomina en la jerga a comprar billetes en el mercado formal y venderlos en el informal. De hecho, gracias a los que hacen “puré” es que se abastece la plaza de billetes.
La AFIP autoriza a comprar el 20 por ciento del sueldo bruto de un empleado en relación de dependencia o de un autónomo que gane a partir de 7.200 pesos por mes, con un tope máximo de 2.000 dólares.
Una de las situaciones típicas es comprar dólar turismo cuando se viaja al exterior, que tiene un recargo del 35 por ciento, en lugar de adquirir el ahorro, cuya alícuota es del 20 por ciento. Con una brecha del 65 por ciento, los viajeros frecuentes no sólo aprovechan su cupo mensual, sino también el turismo, que por lo general suele dar 100 dólares por día de viaje por persona. Con la incertidumbre reinante del Griefault (juego de palabras entre Griesa y default), stockearse en moneda dura pareciera ser la mejor opción, publicó Infobae.